Este es un cuento escrito para Jairo y para todos los niños que disfrutan con los cuentos de viajes y aventuras; donde la diversión, la solidaridad y la amistad son lo más importante 🙂
Jairo y el elefante de colores 🐘 🎨 — Un Plan Infinito
Jairo y el elefante de colores 🐘 🎨 — Un Plan Infinito
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Marruecos con bebé: ruta y presupuesto
Nuestro primer viaje, fuera de España y Portugal, con Jairo ha sido al norte de Marruecos, cuando él tenía 19 meses.
Los motivos por los que decidimos Marruecos como destino los puedes leer en este post.
Como viajar con un bebé ralentiza las visitas, los desplazamientos, y la vida en general, siempre hay que planificar más tiempo en cada lugar del que dispondríamos si fuéramos solos y libres (a no ser que vuestro bebé duerma mucho, o sea muy tranquilo, que no es nuestro caso XD). Así pues, no nos podemos poner tantas visitas obligatorias, y debemos estar abiertos a “lo que surja” sin estresarnos, hay que hacer un “slowtravel”, respetando sus tiempos y rutinas, sí o sí, si no queremos volvernos todos locos.
Por ello, la ruta que mucha gente podría hacer en una semana, nosotros la hicimos en 13 días, y ha sido la siguiente:
- Llegada a Tánger (donde pasamos 2 noches)
- Tetuán (donde pasamos 2 noches)
- Chefchaouen (donde pasamos 2 noches)
- Ouazzane (donde hicimos una parada para comer y una pequeña visita)
- Fez (donde pasamos 3 noches)
- Assilah (donde pasamos 2 noches)
- Tánger (donde pasamos nuestra última noche)
Si queréis añadir más lugares a esta ruta, la zona costera cerca de Tetuán, la ciudad de Meknés y cerca Volubilis, o Larache (cerca de Assilah), pueden ser buenas opciones. A nosotros nos quedaron pendientes para otro viaje.
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Marruecos con bebé: destino «baby friendly»
¿Es Marruecos un buen sitio para viajar con un bebé?
A priori, mucha gente puede pensar que viajar a Marruecos con un bebé es una locura, e incluso peligroso. Aunque es verdad que la gran mayoría de esa gente considera (por desconocimiento) Marruecos como un país peligroso para viajar, aún sin niños.
Nuestra experiencia de viajar a Marruecos con Jairo, que en ese momento tenía 19 meses, fue muy buena. Incluso me atrevo a asegurar que fue mucho mejor que el viaje a este país que habíamos hecho 9 años atrás (sin bebé): el viajar con un niño despierta muchas simpatías y abre muchas puertas, y especialmente en Marruecos por la cultura que tienen.
Aspectos positivos de viajar a Marruecos con bebé:
Una de las cosas por las que me decanté por Marruecos es por el clima. Viajábamos en febrero y para viajar cómodo y ligero buscaba un clima cálido. Al viajar con un niño tienes que equiparte con un montón de cosas “por si acaso”, si además vas a un sitio frío, hay que llevar muchos más bártulos, así que lo mejor es evitar esto y viajar lo más ligero posible (ya bastantes trastos vamos a llevar…) Sigue leyendo
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Escapada Pre-Alpina: Recorrido para 4 o 5 días
Hace unos días, mis hermanas y yo nos fuimos de escapada a Ginebra, con un chollo-vuelo directo.
Con Ginebra como punto de partida, diseñamos nuestra ruta por la zona para unos 5 días disfrutando de la zona de los pre-Alpes.
Así fue nuestro recorrido de viaje:
Annecy, Francia:
La llamada Venecia de los Alpes es una ciudad preciosa para pasear. Su casco antiguo medieval, sus fachadas de colores, sus canales y su entorno hacen que, desde mi punto de vista, quizás éste sea mi sitio favorito de todo el recorrido.
Ginebra, Suiza:
Aunque no puedo decir que Ginebra sea un lugar especialmente bonito del recorrido, sí es una ciudad a la que por lo menos hay que dedicarle un día.
Pasear por el Lago Leman, hacerse la foto en el Jet d’eau, o subir a las torres de la Catedral de San Pedro para ver la panorámica de la ciudad, son las cosas “obligatorias” que has de hacer en Ginebra. Más allá de eso, tendrás muchos museos entre los que escoger, así como podrás visitar la ONU.
Lausanne, Suiza:
Esta urbe me pareció joven, moderna y con mucho movimiento. No tuve demasiado tiempo para recorrérmela bien, pero la impresión que me dio desde el primer momento es que es una ciudad ideal para vivir, aunque no tan buena para turistear. Ouchy, a orillas del lago, es la zona más turística.
Catedral de Lausanne
Montreux, Suiza:
La pieza turística clave de esta ciudad es el Castillo de Chillon, que fue hogar de los condes de Saboya.
Montreux también es un lugar importante para los fans de Freddie Mercury, pues es la ciudad en la que decidió vivir por proporcionarle paz, y donde compuso y grabó muchas de sus canciones.
Además, se rumorea que tras su muerte, esparcieron sus cenizas en el lago Leman, aunque este hecho no está confirmado.
Castillo de Chillon
Vevey – Suiza
Si Montreux es obligatorio para fans de Queen, Vevey lo es para fans de Charles Chaplin, pues es la ciudad en la que vivió durante 25 años. Hoy en día su casa se ha convertido en museo.
Vevey está muy cerca de Montreux (a 10 minutos si vas en tren) y el estilo de ambas ciudades es muy similiar, sin embargo tengo que decir que personalmente me gustó más el paseo por Vevey por resultarme un ambiente más envolvente entre montañas.
Gruyères, Suiza
Esta pequeña localidad medieval es famosa por su queso (el queso gruyère) y allí podrás hacer una visita a la fábrica para conocer cómo se elabora. Además de éste, tiene otros encantos y algunas cosas curiosas: un museo y cafetería dedicada a Alien, y un museo Tibetano.
El viaducto de Gokteik
El Viaducto de Goteik es un puente por el que pasa la vía de ferrocarril que transita entre las ciudades de Pyin U Lwin, y Lashio (Myanmar).
Construido por los británicos entre 1899 y 1900, es el puente más alto de Myanmar, y en su época era el más grande en el mundo de su tipo.
Durante ese tramo el tren transita muy lentamente, y causa algo de vértigo, pues la altura es considerable y no parece haber demasiada seguridad en la instalación (por aquello de ser tan antiguo). Sigue leyendo
Cruzando fronteras: de Tailandia a Laos por el norte y el viaje en slow boat por el río Mekong
Entre Tailandia y Laos hay 6 pasos fronterizos.
En aquel momento, Ana y yo nos encontrábamos en Chiang Rai (Tailandia), por lo que la mejor manera para cruzar y cambiar de país era dirigirse a Chiang Khong, el paso fronterizo situado más al norte, para así recorrer Laos completo de Norte a Sur hasta llegar a Camboya.
El autobús de Chiang Rai a Chiang Khong nos costó 65 Baht por persona. Al bajar en Chiang Khong solamente éramos tres extranjeros: un francés que viajaba solo, mi amiga valenciana y yo. Así que en un periquete ya hicimos piña para negociar el precio de un tuk- tuk que nos llevara a la frontera.
No lo conseguimos, nos querían timar!, y ninguno de los tres estaba dispuesto a aceptarlo, así que decidimos ir a pie a pleno sol por una carretera casi desierta. Pero, por suerte, pasó una camioneta y mi amiga y yo nos lanzamos a probar a hacer autostop por primera vez en nuestra vida. Alzamos el dedo y funcionó!, la camioneta paró y nos montamos en la parte trasera a lo Pekín Express. El francés, al vernos de lejos, vino corriendo para que le aceptáramos en el grupo, dijimos que sí y allí nos fuimos los tres contentos con la melena al viento.
Nos pararon a la salida de Tailandia, donde sellan los pasaportes. Allí otra vez toca pagar: hay cruzar el Río Mekong por el puente para poder llegar a la oficina de inmigración de Laos, así que debes coger un autobús por 20 Baht para transitar por ese “territorio de nadie” entre fronteras.
Una vez en la frontera, no tuvimos ningún problema para entrar. Se necesita una foto carné y los 35$ de visado correspondiente por ser españolas (nuestro amigo francés solo pagó 30$: cuanto más rico es un país, menos paga XD ), y una vez sueltas la pasta, ya entras sin problemas a Huay Xai (Laos).
Entrada en Laos
Cuánto cuesta viajar 9 meses por Asia? Las cuentas claras!
Mi viaje duró lo que dura un embarazo, el crear una nueva vida: exactamente 9 meses.
Nueve meses en los que recorrí, con calma y al ritmo que me apetecía, 8 países del Sudeste Asiático + Nepal e India (10 países en total).
Como en un principio no tenía planes ni tiempo definido, fui diseñando la ruta casi día a día.
Hasta Indonesia todo fue más o menos fácil, la ruta ya casi “era de lógica”. Pero llegada a Indonesia se me planteó el gran dilema: coger un vuelo barato a Australia y buscarme allí la vida trabajando (incluso contacté con muchas familias interesadas en acogerme como Au pair, y pedí presupuestos en academias de inglés para poder conseguir un visado de estudio/trabajo), o volver “poco a poco” a España visitando Nepal (un sueño por cumplir), con un intento fallido de visita al Tibet, y terminando por una tercera visita (esta vez en solitario) a India.
Valorándolo, finalmente ganó la segunda opción, y me quedé sin pisar Oceanía (de momento, claro!).
Aquí puedes seguir mi ruta mochilera:
Conociendo personas motivantes… (1ª parte)
Una copia literal de mi diario de viaje, en la tercera semana viajando… en Chiang Rai
Desde que empecé este viaje veo que muchísimas personas viajan solas.
Gente, de cualquier edad, que decide pasar un mes o dos de aventura, sin decidir muy bien donde dormirá el día siguiente y sin saber si va a encontrar a otra gente para compartir su tiempo o no.
Gente que viene con algunos meses libres por delante: 4 o 6 meses solo para viajar, y luego en una fecha concreta, volver a casa.
Pero lo que más me motiva es la gente que no sabe si va a volver, gente que lleva años viajando con muy poco presupuesto, buscándose las castañas de alguna forma para poder mantenerse.
Hoy he conocido a dos personas de este último grupo que me han motivado y, sin que ellos lo sepan, me han emocionado.
El primero que se nos ha acercado a hablar ha sido un alemán de 21 años que lleva ya más de dos viajando solo por el mundo.
Salió de casa con 18 años, con unos ahorros que tenía. Nos cuenta que durante este tiempo ha aprendido un montón de cosas diferentes, y eso es lo que le gusta de viajar: aprender a jugar deportes nuevos, aprender idiomas, nuevas destrezas que no sabía que tenía…
En definitiva, lo que busca en su viaje es TIEMPO. Tiempo libre que le permita aprender continuadamente y así descubrir lo que le gusta o lo que se le da bien y pueda explotar en un futuro. Sigue leyendo
Excursión por los alrededores de Mandalay
Diario de Myanmar (Birmania)
Desde Yangón, nuestro siguiente destino sería Mandalay. Para ahorrar en la noche de hotel y tener el día completo libre, decidimos hacer el trayecto en autobús nocturno, reservando cama por 16.000 Kyat.
Teníamos que salir desde la estación de autobús de Yangón, y preguntando nos aconsejaron que saliéramos del centro al menos con una hora de antelación. Aunque a nosotras nos parecía un poco exagerado, decidimos prevenir e hicimos caso, así que salimos en taxi (8.000 kyat/trayecto) del centro de Yangón hasta la estación central con más de una hora de antelación. Casi no llegamos!!! La estación está muy lejos del centro, incluso más que el propio aeropuerto, el trayecto tiene muchísimo tráfico y la estación de autobús es un auténtico caos. Se puede decir que es la estación de autobús más grande que vi en mi vida, nos volvimos locas para encontrar el bus correcto y llegamos por los pelos justo a punto de salir.
Al final resultó que el autobús-cama que habíamos reservado (y pagado más caro) no era tal. Se trataba de asientos amplios y reclinables, así que no nos importó demasiado y no protestamos. Nos trataron como en los vuelos: había una azafata que nos mostraba las normas de seguridad, nos dió una manta, un agua, un refresco de cola y pasteles…
Niñas en el río, antes de cruzar a Inwa
Llegamos a Mandalay al amanecer, no había mochileros en nuestro bus y por eso nos vinieron a agobiar todos los vendedores de hoteles alrededor nuestra sin dejarnos ni pensar. Como era muy temprano coincidimos con la hora de las ofrendas a los monjes budistas. Por las calles casi íbamos persiguiendo a los grupos alineados de monjes novicios y también monjas (separadas de los chicos, y bien diferenciadas con sus túnicas de color rosa), pidiendo alimentos-donaciones con sus cuncos (llamados thabeit) de casa en casa. Por la calle no había apenas gente, solo nosotras (desesperadas buscando hotel) y los monjes. Sigue leyendo
Diario de Chiang Rai
Chiang Rai fue el primero de muchos lugares que recorrí con mi compañera Ana, de Valencia.
Nos conocimos en Chiang Mai la noche anterior a coger el autobús hacia Chiang Rai, y a partir de ese momento compartiríamos habitación y viaje también en Laos, Camboya y Myanmar.
Tanto Ana como yo sabíamos que nuestra visita a Chiang Rai sería rápida, pues realmente la ciudad en sí no tiene mucho que ofrecer, excepto los dos famosos templos: el templo blanco y el templo negro, que sí resultan curiosos por ser muy diferentes al resto de templos budistas en Tailandia.
En el Templo Blanco, Chiang Rai
El trayecto en autobús desde Chiang Mai fue de unas tres horas y media. Llegamos a Chiang Rai por la tarde, y nada más dejar las mochilas, dimos un pequeño paseo hasta llegar al mercado nocturno.
Todavía no estaba colocado el mercado, así que nos quedamos allí, en las mesas debatiendo sobre el sentido de la vida (una conversación muy frecuente entre viajer@s), y al mismo tiempo observando la forma en la que iban colocando el mercado y el movimiento, cada vez mayor, de gente hasta bien caída la noche. Sigue leyendo
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